Autor: Josep Miquel Bonet Santacreu
A comienzos de siglo XX ya comentamos que el molino estaba gestionado de forma mancomunada entre diferentes casas. Los administradores fueron José Santacreu Meler de casa Tomás y posteriormente José Adillón de casa Jaume.
Nuestros informadores nos han comunicado que la gestión se realizaba fundamentalmente por parte de cuatro casas, que eran las que tenían más poder económico; estas eran casa Aiguader, casa Cotó, casa Jordá y casa Tomás.
En algún momento de las primeras décadas de siglo XX el molino de harina se dejó de utilizar, posiblemente debido a problemas de mantenimiento, que hacían inviable su uso; mientras, el molino de aceite continuaba funcionando, a pesar de diversos contratiempos.
Pasada la guerra civil, el molino aparece en los documentos de la Delegación de Industria de Huesca, como Sociedad de propietarios olivareros de Fet (1939).

En 1946 encontramos un documento que hace una descripción de las instalaciones del molino de aceitunas:
- El molino figuraba como ubicado en la calle Sot de Fet.
- Era movido por la fuerza del agua y fuerza de hombres.
- Número de rulos: uno
- Número de prensas: una
- Altura entre puente de prensa: 1,45
- Diámetro de capachos: 1,70
- Capacidad de la prensa: 200 Kg
- Capacidad de elaboración: 200 Kg de aceitunas
- Capacidad de elaboración cada 24 horas: 400 Kg
- Capacidad de almacenamiento de aceite: 4.00
En 1946 figura como representante de la sociedad Manuel Visa, en documentos dirigidos a la Delegación Industrial de Huesca. Manuel Visa era de casa Aiguader.
En 1947 hemos encontrado un documento en el que figura como administrador de la sociedad Sebastián Bonet Fuster; este señor era de casa Jordá. En otro documento del mismo año figura Manuel Visa como representante.
En la campaña 1951-52 hay un documento del censo industrial de la Dirección General de Industria (Ministerio de Industria y Comercio), que afirma que se molieron 10800 Kg de aceitunas, y se obtuvieron 2160 litros de aceite y 4320 litros de aceite de orujo. Suponemos que la producción real era superior, dada la tradición de la postguerra de ocultar las cosechas debido al estraperlo. Según esta documentación, el molino trabajó 438 horas aquel año. En otro documento del año 1951 se habla de una producción de 60.000 Kg de aceitunas y 3 obreros.
Por motivos administrativos (suponemos que por un descuido de los que lo gestionaban), en el año 1950 no se solicitó a inscripción del molino, y en la campaña 1951/52 se volvió a solicitar su inscripción; esta solicitud la realizó Joaquim Bonet, como representante de la sociedad y alcalde. Este señor era de casa Prepau.
También hemos encontrado un documento de fecha 10 de setiembre de 1952 referente al censo industrial que es firmado por José Tomás; no sabemos si es de casa Gotarda o casa Guillem.




Todos estos documentos nos indican que el molino se gestionaba de forma mancomunada por todas las casas del el pueblo a nombre de la Sociedad de propietarios olivareros de Fet.
Sabemos que el molino requeriría el trabajo de un molinero; esta tarea la hicieron diversas personas:
- José Gesé fue a trabajar en el molino en 1905.
- José Sesé Llaquet, sale en el censo electoral 1914 como molinero.
- En la postguerra hizo de molinero Agustín Tomás Torres.
- Es posible que otros habitantes de Fet, como José Tomás Bendicho y José Maria Cutanda también hiciesen esta tarea. Suponemos que tendría ayuda de los integrantes de las casas que querían moler las aceitunas.
Nos han comentado que este molino llegó a moler aceitunas llevadas de Estopiñán. También hubo una parada, posiblemente por problemas administrativos, y los de Fet tuvieron que llevar las aceitunas a Finestras, al molino de sangre movido por animales que éstos disponían.
Otro detalle que nos han comentado nuestros informadores era que el molino dependía de forma importante y fundamental de que pasase agua por el canal. Debido a las frecuentes riadas, la estacada o azud construido con troncos y materiales vegetales en el río para desviar el agua hacia el canal, se destruía y se tenía que volver a rehacer. Un informante nos ha comentado que algunas veces, en el mes de noviembre, con el agua bien fría en tiempo invernal, cuando era necesario volver a hacer funcionar el molino, la gente se tenía que poner en el río, con el agua hasta el pecho para reconstruir la estacada.
También suponemos que la antigüedad de los mecanismos del molino y la falta de mantenimiento hacían cada vez más difícil su utilización. Hasta se llegó a traer una nueva piedra para sustituir la que pisaba las aceitunas, pero no funcionó y la tuvieron que volverla a sacar.
Al final, debido a diferentes causas, entre ellas el problema de tener que reconstruir periódicamente la estacada, problemas en el funcionamiento, problemas administrativos y presencia de otros molinos cercanos, especialmente cuando ya había caminos, hizo que este molino se dejara de utilizar. Esto sucedería en los años cincuenta, cuando ya había caminos, y las olivas se llevaban a molturar a otros molinos, o bien se vendían directamente a compradores como por ejemplo Francisco de casa Pilisgrau de Estopiñán.
Posteriormente la expropiación de ENHER y la posterior inundación por el embalse de Canelles acabaría con este molino centenario.
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1 comentario en “El molino (IV) en el siglo XX”